Los indicios que apuntan a que la extracción de gas mediante la técnica del fracking conlleva riesgos importantes son cada vez más numerosos. Al peligro de contaminación de los acuíferos y de los terrenos en las zonas en las que se abren pozos se añade también la amenaza de que las perforaciones provoquen terremotos.Esto Recientemente, numerosos medios estadounidenses y británicos han coincidido en dar por hecho que la actividad sísimica registrada en Ohio, Arkansas (EEUU) o en el área de Blackpool (Reino Unido) son consecuencia de la actividad subterránea realizada para obtener gas de pizarra.
De acuerdo con la opinión de diversos sismólogos consultados por estos medios de comunicación, no cabe duda de que el fracking está íntimamente ligado a la cadena de temblores de tierra registrados en Ohio durante la jornada de Año Nuevo y de los pequeños pero constantes terremotos, más de 1.200 en total, que han tenido lugar en el estado de Arkansas desde el mes de septiembre hasta la actualidad. En Europa, más concretamente en Gran Bretaña, país que lideró la aplicación de la polémica técnica en el viejo continente, el diario The Guardian relaciona sin ningún tipo de tapujos los terremotos acaecidos en el área de Lancashire, cerca de Blackpool, al empleo de la fractura hidráulica. Datos poco alentadores si tenemos en cuenta que los pozos que se quieren implantar dentro de Álava se encuentran cerca de núcleos urbanos y, lo que es más preocupante, a sólo decenas de kilómetros de una central nuclear. Uno de los últimos temblores de tierra que se midieron en Arkansas arrojó una magnitud de 4,7 en la escala de Richter, lo cual afortunadamente tan sólo conlleva movimiento de objetos en las habitaciones y ruidos. Según los expertos, se trataría de un "sismo significativo pero con daño poco probable", si bien aseguran desconocer qué fuerza pueden llegar a alcanzar. En Ohio, por el momento, se ha aprobado una moratoria parcial para esta técnica.
El plan gasista que el gabinete de Patxi López aspira a promover en Álava es recibido cada vez con mayor recelo no sólo por parte de los grupos ecologistas, sino también por parte de la comunidad científica internacional. Los geólogos sostienen que una vez iniciada la actividad de extracción -los pozos empleados en la fractura hidráulica se hunden en la tierra mucho más que los convencionales, pudiendo alcanzar profundidades de hasta cinco kilómetros- se origina un efecto dominó que puede provocar sacudidas en cascada durante un periodo de tiempo indeterminado. Consideran que un año de explosiones subterráneas para provocar fracturas en los estratos de pizarra y las consiguientes inyecciones de agua y elementos químicos a gran presión para facilitar la obtención del gas, representan un "pulso" al subsuelo que genera una respuesta durante al menos el mismo espacio de tiempo.
oposición ciudadana En el Reino Unido, los ciudadanos del área de West Sussex le han plantado cara a las empresas que trataban de convencerles de las bondades del fracking. Los responsables de una importante multinacional energética reunieron a más de 200 vecinos con la esperanza de que no se opusieran a la apertura de pozos en su zona de residencia pero, tal y como recoge The Guardian, los habitantes les instaron a abandonar su idea de negocio pese a que los representantes de la firma les informaron de que cuentan con las preceptivas licencias de exploración y explotación. No están dispuestos a que el agua corriente de sus casas pueda verse comprometida para que una empresa haga negocio con su subsuelo y garantizaron movilizaciones.
La lista de posibles desventajas asociadas al fracking resulta cada vez más llamativa. En primer lugar, se corre el riesgo de contaminar los acuíferos del subsuelo al introducir en el mismo cañerías que inyectan grandes cantidades de elementos químicos nocivos para la salud. Si existe cualquier escape o si los aditivos -cuya composición sólo se conoce en parte ya que las empresas que explotan estas instalaciones guardan las fórmulas en secreto- entran en contacto con la bolsa de agua, la contaminación puede acabar llegando a los grifos de las casas.
De regreso en los Estados Unidos, la Agencia de Protección Ambiental, EPA, organismo que ha detectado últimamente benceno y metano en acuíferos de Wyoming cercanos a pozos de extracción de gas de pizarra, trata de imponer una regulación que limite el empleo del fracking en el estado de Nueva York. Su intención es impedir que la apertura de los pozos pueda llegar a contaminar las reservas subterráneas de agua y evitar que afloren materiales radioactivos de origen natural a la superficie.
sábado, 14 de enero de 2012
Medios internacionales vinculan el método del 'fracking' al incremento de terremotos
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