domingo, 8 de enero de 2012

Francia necesita inversiones "masivas" para sus nucleares, o deberán cerrar

Si los operadores no cumplen «deberán cerrar la instalación» La Autoridad de Seguridad Nuclear francesa (ASN) cumplió ayer su amenaza y concluyó, tras auditar las centrales galas después del accidente de Fukushima, que van a ser necesarias inversiones "masivas" de miles de millones de euros para obtener garantías de seguridad. Tal y como indicó Público en junio pasado, al término de la reunión internacional de análisis sobre la catástrofe japonesa, la ASN pone así la barra muy alta, de manera que "esas obras pueden tener tal coste que normalmente el operador decida cerrar", en palabras entonces del presidente de la ASN, Claude-André Lacoste.

La ASN dicta al Gobierno francés, de entrada, un principio tranquilizador. No es necesario cerrar ninguna de las centrales, ni siquiera las más antiguas, como la polémica de-cana nuclear de Fessenheim (este), que preocupa por su proximidad a los alemanes, el país que ha decidido prescindir del átomo, cuando su vecino sigue produciendo el 75% de su electricidad mediante él.

El ministro de Industria se reunirá el lunes con las compañías
Con la auditoría de las 79 instalaciones nucleares francesas, entre ellas 19 centrales con 58 reactores activos de producción eléctrica, "la ASN considera que la continuación de la explotación" es posible. Pero añade que se necesita "aumentar en los mejores plazos su robustez frente a situaciones extremas, más allá de los márgenes de seguridad de los que ya disponen", indica el comunicado difundido después de que la ASN entregara el informe al primer ministro francés, François Fillon.

De inmediato, el coordinador del Gobierno envió una nota a los ministros del área nuclear para que "velen por que los operadores cumplan la integridad de las demandas de la ASN, en el calendario que les es impuesto". El ministro de Industria, Eric Besson, ya ha convocado para el lunes a la totalidad de los operadores nucleares del país, fundamentalmente Areva, la eléctrica EDF (primer operador electronuclear mundial) y el Comisariado de Energía Atómica (CEAA), órgano público de I+D en este campo.

La batalla por plazos y presupuestos empieza, y ello en plena campaña electoral de cara a las presidenciales y legislativas, en las que el sector nuclear es tema clave. Antes del 30 de junio, esto es, justo después de la segunda vuelta de las elecciones legislativas, la ASN exige que todos los operadores hayan presentado "el núcleo" de sus medidas previstas y el calendario, cosa que les obligará a dar detalles sobre la financiación o la imposibilidad de financiación durante la campaña. Ese núcleo deberá responder a la cuestión de "prevenir un accidente grave o limitar la progresión" y "limitar las emanaciones masivas en un escenario de accidente", además de "permitir que el operador garantice las misiones que le incumben durante la gestión de crisis".

Cuatro centrales francesas han sido declaradas inundables
Lo interesante llega cuando se examinan los contenidos de esa nueva "robustez" necesaria en torno al átomo galo, cuya reputación de excelencia ha sufrido numerosos golpes desde la serie de catástrofes de Tricastin en 2008, y la explosión radiactiva de Marcoule en septiembre pasado.

La ASN no va con remilgos y habla tanto de nuevos dispositivos de ingeniería nuclear como nuevos edificios de ingeniería civil, además de la creación de fuerzas de reacción rápida y sistemas de comunicación de crisis de tipo militar de alto nivel. Aunque todavía no hay presupuesto, se sabe que al menos cuatro centrales francesas han sido declaradas inundables, entre otras "situaciones extremas" posibles.

Así, Claude-André Lacoste aludió ayer a que el volumen de inversión necesario "se contabiliza en un número importante de decenas de miles de millones de euros". Y reiteró, en consecuencia que "por lo tanto, si un operador concluye que no es posible hallar esa financiación, deberá cerrar la instalación". Un portavoz de EDF se apresuró a afirmar que se trataba de entre 40.000 y 50.000 millones de euros en los próximos 30 años.

Si los operadores no cumplen «deberán cerrar la instalación»
Detalles reveladores
El detalle de las nuevas medidas de seguridad que la ASN juzga necesarias rápidamente es revelador. Por un lado, valida un proyecto al que había hecho alusión con mucho énfasis Nicolas Sarkozy, esto es, la creación de "una fuerza de acción rápida nuclear", dispositivo que permitiría intervenir en menos de 24 horas en cualquier instalación. Debería estar "completamente operativa" a finales de 2014. No se han revelado los detalles sobre el plan, y tampoco se explica el problema de que no existan robots capaces de mantenerse activos más allá de pocos minutos, antes de su parálisis, dentro de las zonas altamente irradiadas e inaccesibles a ningún humano.

La segunda exigencia era también harto conocida. La ASN exige que cada uno de los 58 reactores en funcionamiento (59 si llega a entrar en servicio el EPR en construcción en Flammanville, y 60 si llega algún día a construirse el ITER) deberá llevar un nuevo generador diésel sobreelevado, con capacidad de arranque rápido, resistente a seísmos y colocado en un búnker antirradiaciones y antiimpactos. Según Claude-André Lacoste, puede preverse que cada una de esas joyas de la tecnología podría costar unos 10 millones de euros. Además, el reactor deberá disponer de una toma de agua de urgencia.

Por último, y este es el punto que más sorprendió al lobby nuclear ayer, la ASN exige que a partir de ahora se construya una sala de comandancia en un búnker y resistente, con lo que juzga que la actual ingeniería civil es insuficiente.

Lacoste fue de una claridad meridiana ayer en cuanto a la consecuencia lógica de las exigencias de seguridad para que el desastre de la central de Fukushima no se repita en Francia. "No veo con qué milagro se podría evitar que estas inversiones de varios miles de millones de euros no se traduzcan en un cambio en el precio de coste" de la electricidad de origen nuclear, advirtió.

El presidente, Nicolas Sarkozy, había basado su campaña presidencial de supuesto respaldo al sector nuclear afirmando que era la única forma de producir electricidad barata. Ese otro mito francés, por tanto, también cae ahora.


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