martes, 31 de marzo de 2015

Ocho ayuntamientos rechazan los estudios de impacto ambiental previos al fracking en Araba

Los representantes de los ayuntamientos de Zanbrana, Urizaharra, Beranturi, Bernedo, Lantaron, Erribera Beitia, Erribera Goitia y Trebiñu han expresado su rechazo al fracking después de que en las últimas semanas hayan recibido cartas del Ministerio español de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente informándoles del inicio del procedimiento para realizar un estudio de impacto ambiental. Han rechazado estos estudios porque los consideran «la antesala» de esta técnica de exploración de gas.

Los ocho municipios están afectados por el «permiso Libra» para la explotación. Según han dado a conocer, el estudio consiste en la realización de «una serie de pruebas sísmicas con las que obtener una radiografía del subsuelo».

Por ello, han rechazado los estudios al entender que «estas pruebas sísmicas son la antesala para comenzar con los pozos de fracking, como aparece detallado en la lista de trabajos del permiso Libra».

En este sentido, han informado de que en esta lista de trabajos se indica que el tercer y cuarto año se llevarían a cabo estos estudios sísmicos, para realizar el quinto y sexto año un pozo exploratorio con su correspondiente test de producción.

«Si el test de producción resulta positivo para la empresa, se pasaría a la fase de explotación, con cientos de pozos que suponen una amenaza de primer orden contra nuestro territorio, el agua de la que nos abastecemos y la salud de nuestros habitantes», han denunciado.

Por ello, han subrayado que van a hacer «todo lo posible» para que no se lleven a cabo. Asimismo han anunciado que han presentado una alegación en la que recuerdan que, «en todo caso, debería hacerse un estudio de impacto ambiental estratégico, como recomienda la Unión Europea, que tome en cuenta todo el proceso de fracking, desde las pruebas sísmicas, hasta la realización de cientos de pozos de producción».
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lunes, 23 de marzo de 2015

Organización Mundial de la Salud: “El herbicida de Monsanto puede probablemente causar cáncer

Tom Polansek | Reuters | 20/03/2015

Según comunicó el viernes la Organización Mundial de la Salud, el herbicida más utilizado del mundo puede “probablemente” causar cáncer.

La división para el cáncer en la OMS, la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC), dijo que el glifosato, el ingrediente activo del herbicida Roundup de Monsanto, se “clasifica como probable carcinógeno para los seres humanos”.

Añadieron que existían “evidencias limitadas” de que el glifosato actuaba como carcinogénico en seres humanos en el linfoma no Hodgkin.

Monsanto, la compañía de semillas más grande del mundo, dijo que los datos científicos no apoyan las conclusiones y pidieron a la OMS que celebraran una reunión urgente para explicar los hallazgos.
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domingo, 22 de marzo de 2015

El ‘inmundo’ mundo nuclear cuatro años después del desastre de Fukushima

En Fukushima, la situación es incierta. No se conoce la ubicación exacta de los núcleos fundidos, causantes de la emisión de la radiactividad peligrosa para la salud y el medio ambiente. Hay agua contaminada por todas partes, una parte se almacena (hasta ahora, se han acumulado un total de 320.000 toneladas), pero otra parte está fuera de control, se filtra y acaba desembocando en el océano Pacífico. Mientras el problema del agua continúe, será aún más difícil la extracción del combustible gastado de las piscinas, donde se almacena tras extraerse del reactor. Ya ha comenzado la limpieza del reactor menos dañado (el 4), pero queda la parte más complicada; y el desmantelamiento de la central nuclear es una auténtica incógnita. Empezará entre 2020 a 2025, pero el plan general --que habla de unos 30 a 40 años-- está condicionado a una serie de presupuestos que son inalcanzables. Antes de Fukushima las nucleares ya eran una inversión de riesgo. Antes del accidente de Fukushima Daiichi, en marzo de 2011 la industria nuclear mundial ya estaba en declive. El accidente nuclear provocó que Japón abandonase la energía nuclear, pero a nivel mundial simplemente se aceleró la tendencia bajista.

Mientras el problema del agua continúe, será aún más difícil la extracción del combustible gastado de las piscinas, donde se almacena tras extraerse del reactor. Ya ha comenzado la limpieza del reactor menos dañado (el 4), pero queda la parte más complicada; y el desmantelamiento de la central nuclear es una auténtica incógnita.

La construcción de centrales ha disminuido notablemente desde 1990, mientras que las paradas netas de reactores sobrepasan las puestas en marcha netas de reactores. No parece que el supuesto "renacimiento nuclear" de los que algunos hablan tenga posibilidad de éxito, a pesar del enorme apoyo que recibe de los gobiernos de muchos países en forma de créditos con garantía y otras subvenciones directas e indirectas. En junio de 2009, casi dos años antes del desastre de Fukushima, la agencia de calificación de riesgo Moody's Investor Service describía muy negativamente las inversiones nucleares en Estados Unidos, el país con la mayor flota nuclear. En 2006 Fitch Ratings expresaba la misma opinión. El análisis en 2008 de Standard & Poor's también; ese mismo año Citigroup Global Markets tuvo la misma visión negativa sobre las inversiones de riesgo para nuevas centrales nucleares. ACELERÓN TRAS FUKUSHIMA Aunque la industria nuclear estaba en declive, se vio afectada de forma significativa por el desastre de 2011. No obstante, es probable que todo su impacto no sea visible hasta dentro de unos años. Tras el desastre de Fukushima se aceleró la tendencia bajista mundial de la generación nuclear. El año 2011 vio la mayor caída con un descenso en la generación nuclear del 4%. En 2012 aumentó la caída con otra cifra récord del 7%. Aunque el 75% de esta caída se debe a la desconexión de la mayoría de la flota nuclear japonesa, y otros 16 países, incluidos los 5 mayores generadores nucleares que vieron cómo disminuía su producción nuclear. Muchos países optan por eliminar progresivamente la energía nuclear o descartan antiguos planes que tenían para resucitar los programas de energía nuclear. En 2011 Alemania dio un gran salto en la transición energética que estaba llevando a cabo y cerró ocho de sus reactores y anunció la eliminación total de la energía nuclear para 2022. Asimismo Suiza y Bélgica anunciaron que eliminarían progresivamente esta energía inherentemente peligrosa. En 2014 Suecia siguió el ejemplo y decidió establecer una comisión energética para eliminar progresivamente la energía nuclear y lograr un objetivo de energía 100% renovable.

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Coca-Cola, desprecio al medio ambiente

El cierre de Coca-Cola en Fuenlabrada no solo es una medida injusta para las personas empleadas en la planta. También ha generado un enorme tráfico de camiones que agrava el ya de por sí elevado impacto ambiental del consumo de este refresco. Se trata de un ejemplo más del desprecio de Coca-Cola por los impactos ambientales y laborales en la producción de esta bebida, tanto a nivel estatal como en el resto del mundo. Hace más de un año Coca-Cola Iberian Partners decidió cerrar cuatro plantas embotelladoras en Alicante, Asturias, Palma de Mallorca y Fuenlabrada (Madrid), a pesar de contar con beneficios en la explotación. Un total de 1.250 personas perdieron su empleo. Los trabajadores de la planta de Fuenlabrada iniciaron una tenaz y digna lucha en defensa de esos puestos, lo que les llevó a ganar varias sentencias que la compañía ha incumplido reiteradamente.

La deslocalización, aparte de injustificable desde el punto de vista laboral, también lo es desde el ambiental. La campaña de boicot a los productos de Coca-Cola, bajo el lema de “si aquí no se produce, aquí no se consume” tiene también que ver con la salud y el aire.

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sábado, 7 de marzo de 2015

No cesan las filtraciones de agua radiactiva al mar en Fukushima

TEPCO, la empresa que gestiona la central nuclear de Fukushima, paralizada tras el tsunami de 2011, ha anunciado este martes que se ha encontrado agua de lluvia acumulada en el tejado de un edificio con altos niveles de contaminación que probablemente se habría filtrado al mar a través de una alcantarilla. La empresa ha asegurado este martes que estaba alerta desde la pasada primavera ante los altos niveles de radiación del agua que fluía por la cañería de una de las plantas, pero solo ahora ha confirmado la fuente de la contaminación. El análisis de una muestra del agua de lluvia acumulada en una parte del tejado contenía 23.000 bequerelios de cesio 137 por litro, niveles de radiación diez veces superiores a los de una muestra tomada en otra parte del tejado, ha detallado TEPCO. Por su parte, la Agencia de Regulación Nuclear ha recordado que la filtración al mar de agua contaminada no viola la regulación existente, ya que el flujo de salida se controla mediante los niveles de radiación en el agua de mar, que no han experimentado variaciones significativas. La empresa eléctrica considera que la fuente de la contaminación se encuentra en la grava y los cascotes caídos sobre el tejado del edificio y ha indicado que planea retirarlos a finales de marzo, entre otras medidas para prevenir que el agua de lluvia se contamine. El descubrimiento llega cuatros años después de que un fuerte terremoto, acompañado de un tsunami, causara en Fukushima el mayor desastre nuclear de la historia, empatado con el ocurrido en la localidad ucraniana de Chernobil. El el primer ministro japonés, Shinzo Abe, aseguró hace dos años ante el Comité Olímpico Internacional (COI) que las filtraciones radiactivas estaban "bajo control". El COI eligió Tokio como sede de los Juegos Olímpicos de 2020 superando así a Madrid y Estambul.

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domingo, 1 de marzo de 2015

Gladys del Estalen omenezko musika-lan bat estreinatuko da datorren igandean Donostiako Udaletxean

Mikel Materen Gladys: 35 years lana Donostiako Udaletxeko Pleno aretoan estreinatuko da datorren igandean, martxoak 8, arratsaldeko 7etan. Emakumearen eta Bakearen Nazioarteko Eguna dela eta, Tepodo Konpositore Elkarteak antolatutako musika garaikideko kontzertu baten baitan izango da estreinaldia. Honela, elkarteak Gladys omendu nahi du, “etorkizuneko gizarte baketsu eta ekologikoarekin herritarren konpromisoaren sinbolo gisa”.
Kontzertuak Erro(nk)ak du izenburua. Programa Baikune de Alba, Lander Zurdo, José Manuel Crespo, Josune Otxotorena eta Materen beraren lanek osatzen dute, guzti-guztiak estreinatzekoak. Interpretazioa European Basque Orchestra 2016k egingo du, Antonio Lajara zuzendaritzapean. Gladys: 35 years-en kasuan, Ana Belén Pérez (pianoa) eta Judith Montero (saxo sopranoa) arituko dira bakarlari moduan.
Gladys: 35 years hamar minutu inguruko lana da. Mikel Mate iaz hasi zen ontzen, Gladys hil zuteneko 35. urtemuga zela eta. (Gogoan izan Guadia Zibilak Gladys 1979an hil zuela, buruan tiro bat jota, Tuteran, bertan eraiki nahi zuten zentral nuklearraren kontrako eta Bardeetako tiro-poligonoaren kontrako kontzentrazio batean). Kontua da lana ezin izan zela estreinatu Eguzkik Egiako parkean urtero antolatzen duen Gladysen omenezko ekitaldian. Baina urak nola, Materen lanak ere hala egin du bere bidea, eta iritsi da estreinaldiaren eguna. Eguzkikook, behintzat, igandean ez dugu huts egingo.
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Inundaciones: un debate tan incómodo como imprescindible

Reproducimos este artículo de opinión de un compa de Eguzki pues en Araba se puede extrapolar y aplicar ante el estado e inundaciones causadas por el rio y apertura de compuertas del pantano, daños en numerosos pueblos y discursos al rspecto. Tras un tiempo de margen desde las inundaciones que afectaron principalmente a los habitantes de Martutene y Txomin Enea, en Donostia, y también a los de otras localidades que resultaron anegadas, Beldarrain aborda el asunto con datos reales y argumentos basados en ellos, aportando elementos para un debate, tal y como titula su artículo, incómodo pero imprescindible. Es probable que su primera afirmación no guste a nadie: No existe solución definitiva para las inundaciones.
Hemos preferido esperar a que las aguas, también las emocionales, volviesen a su cauce antes de hacer públicas estas reflexiones en torno a las inundaciones que han vuelto a padecer los vecinos del Urumea y, muy particularmente, los de Martutene y Txomin Enea. Y lo hemos preferido así porque mucho nos tememos que algo de lo que vamos a decir pueda escocer a alguno, y lo habría hecho mucho más en caliente. Vaya por delante que nuestra intención no es meter el dedo en el ojo de nadie y mucho menos, por supuesto, echar sal sobre las heridas de los más directamente afectados, sino contribuir a que el problema sea analizado y abordado con realismo.
La primera afirmación que vamos a hacer es que no existe solución definitiva para las inundaciones. No, salvo que vaciemos absolutamente las vegas inundables de edificios y actividades, algo que no va a suceder. Parece obvio y, sin embargo, bajo los efectos del shock, los afectados reclaman, a veces airadamente, soluciones definitivas. Que los afectados pidan soluciones definitivas es normal. Que las autoridades prometan soluciones definitivas, no, porque no las hay, y los afectados se sentirán doblemente frustrados la próxima vez que llueva más de lo habitual.
Porque las inundaciones volverán inexorablemente, sólo es cuestión de tiempo. Y, además -esta es la segunda afirmación que queremos hacer-, existen factores que contribuyen a que cada vez lo hagan con un mayor poder destructor. El creciente asfaltado-hormigonado del valle impermeabiliza el suelo, con lo que no sólo le quita su capacidad de retener el agua, sino que conduce ésta a toda velocidad al cauce central del río. Que a nadie le quepa duda de que la Autovía del Urumea y el Segundo Cinturón, de reciente construcción, han sido auténticas autopistas para el agua en su camino hacia ese cauce, un cauce en cuyos márgenes cada vez se acumulan más edificios y actividades, es decir, más personas y bienes susceptibles de sufrir daños. A estos factores básicos, impermeabilización del suelo y ocupación de las vegas hasta límites temerarios, hay que sumarle el aumento del nivel del mar. No estamos en condiciones de cuantificar la incidencia de estos por ahora escasos centímetros, pero es fácil intuir que desde luego no contribuyen a aumentar la capacidad de desagüe del río.
Bien, no sólo no existe solución definitiva para las inundaciones, sino que determinados factores hacen prever que su capacidad de destrucción irá en aumento. ¿Quiere esto decir que tengamos que resignarnos? ¿Que no haya que hacer nada? En absoluto. Quiere decir que, puesto que hemos de asumir que no nos queda más remedio que «convivir» con ellas, hay que tomar medidas para que sus daños sean los menores posibles. En los bienes y, sobre todo, en las personas. En ese sentido, es preciso felicitarse porque no haya habido víctimas; desde ese punto de vista, afortunadamente, el cuarto de siglo que nos separa de las inundaciones de 1983 no ha pasado en balde.
¿Medidas de qué tipo? De muchos tipos, pero nos vamos a referir a dos: de gestión en torno a la crisis y estructurales. En la gestión en torno a la crisis se podrá mejorar mucho, sin duda, pero hay algo en lo que está claro que hay que afinar más, la caracterización adecuada de la que se avecina. Nuestra impresión es que tanto la agencia autonómica Euskalmet como la estatal Aemet no acertaron a predecir la magnitud de las precipitaciones. Anunciaron fuertes lluvias, pero no 322 litros en dos días y medio. De acuerdo que la previsión no es una ciencia exacta, pero desde luego lo que no ha sido exacto ha sido el nivel de las alertas. Las citadas agencias manejan criterios diferentes para determinar el color de la alerta, pero ambas optaron por el naranja. ¿Qué previsión habría hecho falta para declarar la alerta roja? Si las previsiones hubieran sido más cercanas a la realidad, a buen seguro que los protocolos de emergencia habrían funcionado mejor y más rápido y los daños habrían sido menores.
En cuanto a las medidas estructurales, no vamos a insistir en que seguimos urbanizando el valle y eso tiene consecuencias, pero sí vamos a subrayar que la dejadez con respecto al río ha sido manifiesta por parte de todas las instituciones. Para empezar, por parte de las del Estado, Costas y la Confederación Hidrográfica. Para seguir, por parte del Gobierno Vasco, a través de URA, que tampoco ha hecho nada, salvo una pequeña intervención en Ergobia y el acuerdo con Aguas del Añarbe. Para terminar, por la Diputación y los ayuntamientos. El ejemplo más palmario de esta dejadez es el Plan contra las Inundaciones, que duerme en algún cajón desde 2008. De las 18 actuaciones que contempla, sólo se ha realizado una (Ergobia) y otra a medias (sustitución del puente del Topo en Loiola). El resto (sustitución de puentes, ampliación de zonas de inundabilidad, eliminación de construcciones en zonas inundables...) no se ha ejecutado. En principio, por su elevado coste, se hablaba de 60 millones de euros, aunque ahora esa cantidad no parezca tan grande habida cuenta de que las pérdidas por las inundaciones se han cifrado en 100 millones. Que la responsabilidad de esta dejadez es compartida entre todas las instituciones y todos los partidos que las han gobernado (cada una según su grado de competencias y cada uno según los cargos que ha ocupado) es tan evidente para la ciudadanía que, cuando alguno ha querido pasarse de listo y utilizar las inundaciones como munición electoral, ha salido trasquilado.
Y ahora, tras años de dejadez, parece haberse abierto una carrera por ver quién promete una canalización todavía mayor del río, con muros hasta el cielo si es preciso. Frente a este sinsentido, algo positivo: tenemos la sensación de que los técnicos, institucionales o no, que hace apenas unas décadas solían ser los máximos adalides de este tipo de políticas, son en estos momentos los que más abogan por medidas como la limpieza del río, la eliminación de obstáculos y, sobre todo, la recuperación para el cauce de sus zonas inundables. Desde luego, las cosas más sensatas que hemos oído y leído estos días en los medios han salido de boca de técnicos. Ojalá contribuyan a refrenar a algunos políticos en esa especie de huida hacia adelante en la que parecen haberse embarcado.
Terminamos como empezamos: nuestra intención no es meter el dedo en el ojo de nadie, sino suscitar un debate que, por incómodo que resulte, es imprescindible.
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