Reproducimos por su interés este artículo de Eduardo Angulo en El correo El 14 de octubre del año pasado, el lehendakari Patxi López anunció, en Dallas, la apertura de dos pozos de prospección de gas natural en Álava, en concreto en las cercanías de Vitoria-Gasteiz. Según los datos de exploraciones anteriores, algunas de hace más de 40 años, en el subsuelo de Álava hay gas suficiente para abastecer la Comunidad Autónoma Vasca durante 60 años. Sin embargo, este gas no está en bolsas, como en los yacimientos tradicionales, sino en la roca, en pequeñas cavidades y conductos. Su extracción debe hacerse por el método de la fracturación hidráulica (“Hydraulic fracking” o “hydrofracking” en inglés), utilizada en Estados Unidos y Canadá desde hace años. Precisamente el consorcio que hará los estudios en Álava está formado por el EVE (Ente Vasco de la Energía a través de la Sociedad de Euskadi de Hidrocarburos) y las empresas americanas Heyco Energy, de Texas, y Cambria, de Wyoming, que llevan años trabajando en prospecciones en el norte de la Península Ibérica (por ejemplo, en permisos de exploración en el norte de Burgos). Estas empresas estadounidenses tienen gran experiencia en la técnica de la fracturación hidráulica.
La revista Investigación y Ciencia publicó, en su número de enero de 2012, un artículo del periodista científico Chris Mooney sobre la fracturación hidráulica y sus inconvenientes. Explica con claridad y detalle la técnica, a base de perforaciones verticales y horizontales a gran profundidad, a veces a más de 5000 metros, y la inyección de agua a presión, con diferentes aditivos, que rompe la roca y libera el gas y lo empuja hacia la superficie. Como primer problema está el uso de grandes cantidades de agua y su posterior almacenamiento cuando vuelve a la superficie (más o menos un 70% de la inyectada) contaminada con el gas y los aditivos químicos. El segundo inconveniente es el escape a la atmósfera del gas extraído, metano, con propiedades de efecto invernadero y que, por tanto, contribuye al cambio climático. Mientras que estos dos factores están poco estudiados, hay un tercero con estudios recientes: la contaminación del agua potable de los acuíferos con metano.
Los acuíferos están a una relativa poca profundidad mientras que el gas se encuentra mucho más profundo. En Álava, el acuífero más importante de la zona es el de Subijana, formado por calizas con un grosor de 200-400 metros, impregnadas de agua y situadas a 500-900 metros de profundidad, y los sondeos que se van a realizar para la extracción de gas llegarán a los 5000 metros. Por cierto, el agua necesaria para la fracturación hidráulica se tomará de este acuífero. Es obvio que, para llegar al gas, hay que atravesar el acuífero y no solo en la perforación sino también en el retorno del gas y el agua. Por tanto, el metano puede contaminar el agua del acuífero. Las perforaciones no suponen, parece ser, mayor problema; la tecnología utilizada es eficaz para evitar las filtraciones. En cambio, las grietas producidas por la propia técnica de la fracturación es posible que contribuyan a la contaminación. Un trabajo, casi el único, sobre este asunto lo han publicado Stephen Osborn y sus colegas de la Universidad Duke de Durham, en Estados Unidos.
En una concesión para la explotación de gas en la frontera entre los estados de Pennsylvania y Nueva York, Osborn asegura que ha encontrado metano en el agua potable y que el gas procede de la fracturación hidráulica. Es una región que toma el agua potable de pozos domésticos, de no mucha profundidad y de los que hay casi 200.000. Los investigadores analizan el metano en 61 pozos, con profundidades que van de 36 a190 metros. Encuentran metano en todos ellos y en concentraciones muy variables. Las más altas aparecen en pozos que están a menos de un kilómetro de las instalaciones para extraer el gas, con una media de 19.2 miligramos de metano por litro de agua, una cantidad 17 veces mayor del metano encontrado en los pozos situados a más de un kilómetro de la extracción de gas. La concentración más alta, 64 miligramos por litro, llega casi al peligro de explosión. También encuentran Osborn y sus colegas que la dispersión de concentraciones es muy alta y hay pozos cercanos a la extracción de gas que prácticamente no tienen metano en el agua. Además, por la proporción de diferentes isótopos de carbono se puede deducir el origen del metano: biogénico, o sea, de origen en seres vivos (bacterias) que aparece a poca profundidad y no vendría de la extracción de gas, o termogénico, de origen geológico (compresión y alta temperatura) que se forma a más profundidad y vendría de la fracturación. El metano que encuentra Osborn es termogénico, es decir, procede de la explotación del gas.
El artículo de Osborn provocó una intensa polémica en la revista en que se publicó, con varias réplicas y contrarreplicas procedentes de investigadores de varias consultorías y universidad de Estados Unidos y de una universidad inglesa. Las críticas resaltaban la escasez de datos, la dispersión de las concentraciones o el origen del metano. Sin embargo, el acuerdo de unos y otros es general en varios puntos: hay metano en el agua potable, no se puede establecer si su presencia es natural o procede de la fracturación pues no hay datos anteriores a la extracción de gas y, sobre todo, faltan datos procedentes de estudios más amplios que permitan una mejor estadística. De todas formas, Osborn, en su última réplica, afirma que, si bien los otros científicos afirman que la contaminación por metano del agua potable, que existe y están todos de acuerdo, no está probado que procede de la fracturación también se puede afirmar lo contrario, o sea, que el metano no proceda de la fracturación. Es clave conocer la concentración de metano en el agua potable antes de aplicar la técnica de la fracturación hidráulica. Espero que estas medidas ya se estén tomando en el acuífero de Subijana.
*Davies, R.J. 2011. Methane contamination of drinking water caused by hydraulic fracturing remains unproven. Proceedings of the Nationa lAcademy of Sciences USA 108: E871.
*Jackson, R.B. y 3 colaboradores. 2011. Reply to Davies: Hydraulic fracturing remains a possible mechanism for observed methane contamination of drinking water. Proceedings of the National Academy of Sciences USA 108: E872.
*Mooney, C. 2012. Los inconvenientes de la fracturación hidráulica. Investigación y Ciencia enero: 82-87.
*Osborn, S.G. y 3 colaboradores. 2011. Methane contamination of drinking water accompanying gas-well drilling and hydraulic fracturing. Proceedings of the National Academy of Sciences USA 108: 8172-8176.
*Osborn, S.G. y 3 colaboradores. 2011. Reply toSabaand Orzechowski and Schon: Methane contamination of drinking water accompanying gas-well drilling and hydraulic fracturing. Proceedings of the National Academy of Sciences USA108: E665-E666.
*Saba, T. & M. Orzechowski. 2011. Lack of data to support a relationship between methane contamination of drinking water wells and hydraulic fracturing. Proceedings of the National Academy of Sciences USA108: E663.
*Schon,S.C.2011. Hydraulic fracturing not responsible for methane migration. Proceedings of the National Academy of Sciences USA 108: E664.
.
sábado, 21 de abril de 2012
Fracturación hidráulica
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario