Este domingo, 3 de junio, se cumplirán 33 años desde que el guardia civil José Martínez Salas te disparó en la cabeza, Gladys, cuando estabas sentada junto al Ebro, en Tudela. En esta ocasión no vamos a hacer un llamamiento público para reunirnos en el parque de Egia, no al menos formalmente (el calendario está petao de citas a las que merece la pena acudir y hemos decidido que, por este año, no íbamos a añadir otra, por significativa que sea para nosotros y nosotras). Pero sabes de sobra que eso no quiere decir que te olvidemos y que olvidemos cómo te mataron. Por eso, sirva esta carta para ponerte al corriente, como todos los años por estas fechas, de cuál es el panorama.
Un año después de la catástrofe de Fukushima, no nos cabe sino reafirmarnos en que tenías razón cuando decidiste acudir aquel 3 de junio de 1979 a Tudela para tomar parte en una jornada internacional en respuesta al “accidente” de la central de Harrisburg, con el objetivo de denunciar que, en contra de la propaganda oficial, la energía nuclear representaba un riesgo cierto para la humanidad. Sí, para la humanidad. No tuvieron suficiente con Chernobil, pero, tras lo de Fukushima, hasta los más recalcitrantes parecen haberle empezado a ver las orejas al lobo. Incluso aquellos de entre nosotros que decían que sin nucleares terminaríamos comiendo berzas, después de ver lo acontecido en Japón, suspiraron aliviados, eso sí, por lo bajinis, de que el movimiento que tú y otros como tú impulsasteis en contra de la nuclearización de Euskal Herria hubiera tenido éxito. Eran, no lo olvidamos, nada menos que cuatro centrales, en Deba, Ispaster, Tudela y Lemoiz. Un año después de nuestra última cita, hemos de informarte de que Japón ha cerrado temporalmente sus 54 centrales. Alemania está encaminada hacia el apagón nuclear y ha anunciado que sus últimos reactores, los más modernos, no pasarán de 2022. Los italianos votaron masivamente en referéndum hace ahora un año en contra de la energía nuclear. En Suiza han renunciado a construir las tres centrales que tenían en proyecto y han decidido cerrar progresivamente las cinco en marcha. Ya ves, Gladys, que en el panorama internacional las posturas pronucleares retroceden de manera manifiesta. ¿Y Garoña? Malas noticias. Por estos lares, siempre a contracorriente. Para mal. El Gobierno del PP avala una prórroga de esta central, muy perligrosa, por vetusta y achacosa, hasta 2019. El PSOE se rasga las vestiduras, como si no hubiera sido él quien, después de haberse comprometido a cerrarla, prorrogó su permiso hasta después de que acabase la legislatura, dejándoselo al PP en bandeja. Así se las ponían a Fernando VII. Ya ves, Gladys. La historia te ha dado la razón. Pero la razón por sí misma no es suficiente. Hay que seguir defendiéndola, hay que seguir empujando. En eso estamos, y, en eso, estás con nosotros.miércoles, 30 de mayo de 2012
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