viernes, 20 de agosto de 2021

La consejera Tapia demagógicamente acusa del precio de la luz a quienes cuestionen el modelo energético.

Según Tapia “ha de recurrirse a un gas muy caro que alimenta las centrales de ciclo combinado” y “reforzar la generación de energías renovables” mediante molinos eólicos. A juicio de Eguzki, Tapia en su discurso empresarial y de defensa del negocio vasco (publicado en el portal Irekia en el día 18 de agosto de 2021) tiene una desvergüenza infinita. Su defensa del empresariado energético, de la extracción mediante fracking o gas natural, supone una desfachatez y apuesta por representar a quienes anteponen el progreso de su negocio frente al bienestar social; la disposición de recursos y su aprovechamiento, frente a su preservación; y su mercado libre en constante crecimiento frente a los finitos recursos naturales y el necesario decrecimiento para evitar un futuro de no retorno. Su reproche a las voces discordantes, como ha hecho en otras ocasiones, avalando empresarios y ninguneando a colectivos sociales y ecologistas, supone un papel político de correveidile ante el lobby energético, de forma chulesca, sin valores sociales ni ambientales. Además, su desprecio a las opiniones discrepantes muestra su nula co-gobernanza y talante democrático, pues a lo largo de su carrera política ha tenido un único criterio (y ahí sí, vergonzosamente coherente), la defensa del negocio, sea vasco, americano, francés, coreano o español. Dichos negocios, proyectos de gas, de molinos o de ciclo combinado, se deben aprobar, según Tapia, para aumentar la oferta de energía. Acusa a quienes quieren regular tal expansión de nuevas formas de producción, como si limitar los proyectos a un estudio ordenado, preservando los recursos naturales finitos y garantizando el entorno de las generaciones futuras, fuese cosa de locos. La ingente cantidad de dinero público que el Gobierno vasco destina a estas empresas con ayudas, apoyo directo o beneficios fiscales y respaldo político, de ninguna manera supone un bienestar para la ciudadanía sino un despilfarro. Tampoco el aumento de proyectos energéticos supone una rebaja del precio de la luz, puesto que el mercado y quienes como Tapia la avalan, es directamente responsable de este precio. Señora Tapia ¿Acaso si estuvieran esas mismas empresas que tanto apoya, produciendo el 80% de la energía por recursos renovables, bajaría el precio de la electricidad? La respuesta es no, pues dependemos del mercado español, no tenemos un mercado independiente del español. A juicio de Eguzki, en vez de nuevos filones o proyectos que resquebrajan nuestro ecosistema (despilfarrando en pozos y empresas como SHESA), tenemos que poner las bases para un control social y público del sector energético, con criterio y valores sociales y ambientales. Una vez más, tenemos que recordar que la mejor energía es la que no se tiene que consumir, la que esta sociedad puede mantener cuotas de bienestar sin aumentar la producción y consumo sino decreciendo. Tapia sólo ve amigos con buenos coches, corbatas, números, crecimiento y votos, mientras que quienes chocamos con un goteo de proyectos fraccionados, con cientos de molinos y pozos (una parte social relevante como se expone en la oposición al fracking, a la extracción de gas en Subijana o a los mega parques eólicos en todo Araba), vemos la realidad del planeta y de nuestra madre tierra. Dichos proyectos de destrucción de los montes, contaminación de las aguas, impactos inasumibles y negocio privado suponen un modelo depredador, financiado con nuestros impuestos y que, mediante las puertas giratorias, salen como sillones o emolumentos a ex políticos (a veces vestidos de “renovables”) para financiar tales negocios privados con dinero público. El problema no es la dependencia exterior o dependencia de sus amigos de batzoki, sino la falta de criterios y medidas respetuosas con nuestro planeta, pues su modelo neoliberal se basa en esquilmar recursos, producir sin límite, aumentar el CO2, y el precio final resultante. Ante ello, cabe otro modelo, tanto energético, ambiental, social y de costes y beneficios. Un modelo nuevo, progresivo en lo social y económico, protector respecto a los recursos, energético transformador, de reducción y diversificación, un modelo descentralizado, sin primar el interés económico sino los valores sociales y ambientales, un modelo social donde el peso de la justicia social limite los proyectos explotadores y garantice los recursos y las necesidades a quienes lo necesitan. Y un modelo que grava los beneficios empresariales y reporta beneficios sociales. Eguzki quiere señalar a Tapia como portavoz del lobby privado y político de explotadores energéticos que buscan su propio interés y negocio, a costa de los recursos naturales, el interés general y la ciudadanía en general, y por lo tanto es una de las voces más destacadas de tantos responsables en el actual modelo energético y del alza del precio de la luz. Euskal herria 19 de agosto de 2021.

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