La Plataforma Estatal contra el Ruido (PEACRAM), la Asociación Juristas contra el Ruido y la Fundación Vivo Sano se han unido, con motivo de la celebración este miércoles de Día Internacional contra el Ruido, para denunciar el incumplimiento en España de las normativas contra el ruido, sobre todo en bares y locales de ocio. La gran cantidad de normativas -europeas, nacionales y locales- contra el contaminación acústica no impiden que más de 9 millones de personas en España vivan a diario con ruidos que sobrepasan el umbral recomendado establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), señala a Europa Press Irina Rodríguez de la Flor, directora de la Campaña contra el Ruido de la Fundación Vivo Sano. Las principales fuentes de ruido son las comunitarias -- bares y locales de ocio por la noche--, el tráfico, los aeropuertos y las obras durante el día; aunque son las primeras donde existe mayor problema a la hora de cumplir las ordenanzas. La legislación es clara en este sentido y ampara de manera tajante el derecho de los ciudadanos a la salud y al descanso. Sin embargo, según Rodríguez de la Flor, el problema es su cumplimiento, principalmente por el desinterés de la Administración que, en la gran mayoría de las ocasiones, aluden a la falta de presupuesto para no cumplirla. En su opinión, "al haber un incumplimiento de la ley se pasa la responsabilidad al individuo", quien finalmente es el que debe defenderse, y, aunque en estos casos las resoluciones suelen resolverse de manera positiva para el denunciante; desde la Administración "cuentan con que muy poca gente que sufre el ruido denuncia". En el mismo sentido, Agustín Bocos, presidente de Juristas contra el Ruido, destaca que la normativa española recoge suficientemente estos derechos con la Ley del Ruido además de normas autonómicas o locales, por lo tanto "el problema no es la normativa, sino su incumplimiento". A su juicio, "hay muchos desaprensivos que deciden no cumplir la ley y además las Administraciones no velan suficientemente por que se haga". Una vez el tema llega a los tribunales, "siempre se suele fallar a favor del ciudadano, con fuertes multas para el local e indemnizaciones para los afectados, pero esto suele llegar al cabo de bastante tiempo", argumenta Bocos. Tras la puesta en marcha de la actual Ley que prohíbe fumar en los bares, el jurista advierte de que la situación se ha agravado porque muchas personas se concentran en la puerta de los locales, y pese a que las normativas municipales también tienen contemplada la protección del derecho al descanso ante ruido excesivo en la calle, una vez más la complicación es cumplirlo. Ante esta situación, la Plataforma Estatal contra el Ruido (PEACRAM), la Asociación Juristas contra el Ruido y la Fundación Vivo Sano han pedido, una mayor sensibilidad social ante una cuestión que puede provocar serios problemas de salud a medio plazo, asimismo procedimientos de ajuste y control en aquellas zonas donde hay más denuncias. Contra el ruido todos los organizadores están de acuerdo en que se deben de poner en marcha cuatro medidas: la primera, a nivel supranacional, sería una legislación más estricta sobre todo a nivel de tráfico, y donde se antepongan los intereses de los ciudadanos los de la industria; una segunda medida, donde se establezcan procedimientos y sistemas para imponer el cumplimiento de la Ley; en tercer lugar, a nivel local, que se democraticen las tomas de decisiones a la hora de establecer la apertura de locales, restaurantes o industrias que puedan ocasionar ruido; y, finalmente, que se establezcan acciones de concienciación ciudadana y educación civil. EFECTOS FÍSICO Y PSICOLÓGICOS Por otra parte, el psicólogo Jesús Calvo, presidente de la Federación de Asociaciones para el Respeto Social y Urbano de Castilla y León, ha explicado que una exposición continuada a un ambiente ruidoso provoca alteraciones psicológicas como irritabilidad, fatiga, cambios de humor, pérdida de ilusión, depresión, pérdida de deseo sexual, síntomas que si persisten en el tiempo pueden devenir en trastornos graves. "Cuando una persona está expuesta al ruido durante mucho tiempo como por ejemplo les pasa a los que tienen un bar de copas debajo de su casa, desarrolla lo que se denomina 'síndrome de anticipación', que es que comienza a encontrarse mal ya el jueves o el miércoles, pensando en lo que le espera el fin de semana, ampliando el malestar y agravando el problema", explica Calvo. Además, según ha señalado Rodríguez de la Flor, la exposición al ruido es especialmente perjudicial para los niños porque les provoca falta de concentración, bajo rendimiento escolar, retraso en el aprendizaje e incomunicación. No obstante, todos estos síntomas desaparecen con mayor o menor rapidez cuando cesa el tiempo e intensidad de la exposición al ruido; aunque si persiste en el tiempo la exposición a la agresión acústica ésta tiene efecto "acumulativo" puesto que va quedando una impronta en el cerebro. Las consecuencias de vivir expuesto al ruido no son exclusivamente psicológicas, ya que según un estudio que realizado por el Centro de Investigaciones de la Comisión Europea (JRC) y la Agencia Europea de Medioambiente (EEA) los ciudadanos europeos podrían perder más de 100 millones de años de vida por muertes prematuras, daños en la salud y discapacitaciones, y colocó al ruido como el factor medioambiental más dañino para la salud después de la contaminación del aire. Por su parte, el presidente de PEACRAM, Ignacio Sáenz Cosculluela, quiere dejar claro que "el estar expuesto a un ambiente ruidoso no es una simple molestia, sino una auténtica violación de los derechos más fundamentales como el derecho a la vida privada, familiar, al descanso y a la salud".
viernes, 26 de abril de 2013
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