Mediante criterios y votos de afamados representantes políticos, el CSN valora las argumentaciones y presiones políticas, haciendo seguidismo del criterio gubernamental del PP, para permitir la solicitud y licencia de prórroga de actividad.
A la espera de que el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) acabe de estudiar este expediente y se pronuncie sobre el futuro de la central, el Ministerio de Industria daba ya por descontado su reenganche a la red eléctrica el próximo año según el informe de sostenibilidad ambiental de la planificación del sector eléctrico 2015-2020 publicado la pasada semana por el Ministerio de Industria.
Pero no estamos ante un asunto contable ni de un órgano de seguridad, sino teatro de apariencia de consultiva a un órgano de "seguridad" que actúa en todo momento bajo criterios e intereses políticos y empresariales. Como se puede observar en los nombramientos, debates y acuerdos del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) existe hilo directo entre los políticos y lobbys pro nucleares al margen de los criterios técnicos .
Por lo tanto, desde Eguzki ratificamos la denuncia que venimos realizando años y años de falta de legitimidad de este órgano, por no ser independiente, ni valorativo, ni de "seguridad" defendiendo intereses del lobby nuclear y del gobierno español.
Además de todo ello, Nuclenor tiene pendiente la resolución del recurso interpuesto ante la decisión de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia de imponerle en julio de 2014 una multa de 18,4 millones de euros por detener su reactor en diciembre de 2012 «sin autorización», así como el recurso contra la decisión de la Confederación Hidrográfica del Ebro de exigirle medidas que refuercen la refrigeración del agua que toma del río Ebro.
El Gobierno español y Nuclenor, la empresa propietaria participada por Iberdorla y Endesa, están dando pasos para ponerla en marcha nuevamente, anteponiendo con ello el interés económico en el corto plazo, a la seguridad de la ciudadanía y del medio ambiente, negociado los 60 años de vida útil en nucleares como Garoña, central nuclear de primera generación, que ha superado la fecha de caducidad. Ello supone un riesgo inasumible dadas la graves deficiencias, accidentes y catástrofes que se han producido en supuestos similares. La situación nos indicaba que el cierre no era definitivo, ante intentos por utilizar las instalaciones como almacén nuclear o proceder a la reapertura, mientras que el paso del tiempo jugaba a favor de su obsolescencia de materiales y agravación de riesgos.
Desde 1990, Garoña ha notificado más de 136 accidentes de seguridad. Diversos estudios contrastados advierten de que Garoña presenta graves problemas de seguridad en sus sistemas de suministro eléctrico, refrigeración y contención. Inaugurada en 1971, su diseño es gemelo del primero y más antiguo de los cuatro reactores nucleares accidentados en Fukushima (Japón). El propio Consejo de Seguridad Nuclear indicó que Garoña sufre un proceso de agrietamiento múltiple por corrosión. La central de Garoña es gemela del primero y más antiguo de los cuatro reactores nucleares accidentados en Fukushima, con un diseño obsoleto de hace medio siglo que ha acreditado una preocupante falta de seguridad en sus sistemas de suministro eléctrico, refrigeración y contención.
Garoña debería haber estado cerrada hace mucho tiempo por vieja, por peligrosa, por innecesaria, por estar amortizada, porque lo demanda la sociedad. La ciudadanía y mayoría política del territorio de Araba se ha posicionado en multitud de ocasiones, reclamando la paralización de todos los trámites para su autorización, y posteriormente el desmantelamiento, para garantizar el cierre definitivo e irreversible.
Dado el estado de la energía, la voluntad popular respecto a Garoña y los riesgos de todas las plantas nucleares, especialmente las más antiguas como es el caso de Garoña, desde el colectivo ecologista Eguzki, exigimos una vez más la orden inmediata de pre-desmantelamiento, pues entonces"será muy difícil volver atrás" a operar o engañar con el árbitro del CSN comprado para darle un barniz de estudio a un teatro de la imposición.
Para Eguzki, no hay criterios económicos, ecológicos ni democráticos que avalen la reapertura de la central nuclear de Garoña. Eguzki exige un fuerte y decidido liderazgo a favor del cierre definitivo y desmantelamiento de Garoña, respetando la voluntad popular, en una apuesta por otro modelo de economía sostenible y de energía segura y saludable, basada en el ahorro, consumo responsable, apuesta por el aprovechamiento local y comunitario de los recursos.
lunes, 23 de enero de 2017
El CSN avala la reapertura. Para Eguzki, es la hora de parar la imposición.
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